12.10.05

POLIGRAFOS CHICHIPIOS DEL MUNDO, UNIOS

La semana pasada nos llegaron las bases de un club tan batata como desconocido de Puerto Belgrano, nada menos, llamando a concursos literarios varios en los conocidos rubors cuentos, poemas y otros regurgitos siempre y cuando el tema girara en torno a la pelota, ya sea de taquito, con tres dedos, hechos ciertos, ficción, cualquier verdura.
 
Lo curioso del caso es que los animalitos de Dios habían dividido las categorías en vitalicios, activos, cadetes y aspirantes, pero no era necesario ser socio del club. Caracterizadas figuras del quehacer literario de la zona, que abarca de Claromecó a la ría iban a discernir los premios consistentes en medallas, diplomas y no aclaran si alguna que otra patada en el culo como Bonus Track.
 
El golpe de gracia estaba que aparte de enviar los originales, que debían ser inéditos, aspirantes al Nobel por lo menos, tres ejemplares y demás, debían ser acompañados por un giro de cinco (5) mangos para gastos  de papelería, inflador (para la pelota) y alquiler del equipo el día de la entraga de premios.
 
El caño roto de concursos literarios en lengua castellana que ha inundado en Internet, en todas las variantes, menos en literaratura, lo coronan unos aventureros de Lanús que incluyen el rubro Cartas de Amor (sic) y el arancel de inscripción es, por orden de aparición:
 
-30 sopes nacionales
-20 dólares o
-30 euros
 
Los originales y la mosqueta, que no acepta yenes ni rupias, deben ser enviados por correo, no personalmente, a una dirección de Lanús y en el sobre no poner que se trata de un Concurso Literario porque o el cartero no sabe leer o los chusmas del barrio los incendian.
 
Los organizadores aclaran sin ponerse colorados que la dispares cifras están destinados al benéfico fin de los gastos de organización. Por ejemplo, romper el sobre e ir a la Werstern Union en bondi a cobrar el giro.
 
Los premios son la mar de tentadores. Aparte de la plaqueta y diplmas consagratorios cada premiado recibido, todo junto, diez CDs con la edición electrónica de la obra maestra, más o menos un costo de $ 5 cada uno, un saludo fraternal y la sorpresa, según nuestros corresponsales en la zona, es vale para la Pizzería de Cacho, en la esquina, para una muzza con fainá y una gaseosa en vaso.
 
¿Es posible que queden tantos pelotudos sobrevivientes y encima tengan computadora y acceso a Internet?