7.10.08

"EL IMPERIALISMO ES UN TIGRE DE PAPEL"

El líder chino, en su apogeo, a poco de tomar el poder en 1950.
DE CUANDO LOS VIENTOS ERAN CONTRARIOS
Fue el 18 de noviembre de 1957. En una Pekín (se escribía así, no Beijing, como lo impusieron desde los últimos juegos olímpicos) todavía misérrima, apenas iluminada, con transportes a sangre en el mejor de los casos y en bicicleta no siempre en todos los casos, se celebró una reunión de representantes de todos los partidos comunistas y fuerzas socialistas del mundo. El planeta tenía entonces 2 mil millones de habitantes; hoy, sólo la República Popular China tiene 1,3 mil millones.
El entonces presidente del PC de China, cuando no faltaba mucho para la Revolución Cultural y para la ruptura con la todapoderosa URSS, que estaba haciendo orbitar ya al Sputnik II con la perrita Laika a bordo, con una supremacía asombrosa en la carrera espacial con la otra superpotencia, montado sobre una simple ecuación ni estadística, señaló que la mitad de esa población ya había abrazado al socialismo como sistema de liberación y que otros 700 millones vivían en tales condiciones que no les iba a quedar más remedio que tomar un camino similar. Basándose en una vieja creencia china, en cuanto a que sobre la Tierra soplan sólo dos vientos, el del Oeste y el del Este, los que obviamente son de naturaleza esencialmente contraria, concluyó que no podía haber dudas que ya en la historia de esos años prevalecían los vientos del Este.
Y a continuación se despachó con la famosa frase:
-El imperialismo y todos los reaccionarios del mundo son un tigre de papel -dijo textualmente, la que después fue apocopada por varios motivos.
Salvo los muy fanáticos, en el Occidente del Viento Oeste se lo tomaron a la chacota. Un chinito muerto de hambre, alimentado a arroz, un delirante más donde en el mundo hay tantos delirantes sueltos.
Quedó acuñada como una barrabasada.
A lo sumo, como una chantada para balandronear.
Medio siglo después, no hace mucho, el último congreso del PC de China lanzó la consigna de los tres objetivos principales que en lo económico se tienen que lograr:
  • duplicar el nivel de vida de toda la población del país;
  • intensificar al extremo los recursos energéticos naturales, no extinguibles;
  • en el intercambio comercial con otras potencias, no aumentar ni el monto ni la cantidad de deudores.

A media voz, algunos comentaristas econónomicos que siempre abrevan en buenas fuentes creyeron escuchar en boca de altos dignatarios chinos, aunque lógicamente a media: "Nosotros no le vamos a financiar la crisis al imperialismo." Pareció otra bravuconada o que estaban agrandados por el impresionante crecimiento cariocinético de los últimos tiempos, pero en la actual campaña electoral a ver quién va a la Casa Blanca, el candidato republicano, no caracterizado por sus ideas progresistas y sólo luciendo los pendorchos de ser un veterano de Vietnam, donde sufrieron una derrota ignominiosa y Chou En Lai, por entonces todavía primer ministro, se cansó de rogarle a su amigo personal Henry Kissinger, al frente del Departamento de Estado, que convenciera a los halcones de retirarse dignamente, una potencia como Estados Unidos no podía sufrir semejante vergüenza, eso es algo que sólo genera resentimientos y deseos de venganza.

Los vietcong los corrieron con las hawaianas de plástico con que estaban calzados y remataban un uniforme de gala no apto para ninguna parada militar. Atahualpa Yupanqui se les burló crudamente en una de sus últimas composiciones con temática política: "Sólo ganan guerras en la tevé." Y ese candidato republicano, que tuvo que salir de esos arrozales con gente famélica y/o quemada por el napalm, soplándole la nuca, se estremeció ante su auditorio aterido por los que les está ocurriendo:

-¡A China se le deben 500 mil millones de dólares! -clamó con alguna parte del cuerpo no cupiéndole un alfiler.

Ahora van a decir que Mao la embocó de casualidad, que si no aplicaban recetas de corte capitalistas se los comían los albatros, etc. Siempre existen justificaciones. En lo único que se equivocó, hay que reconocerlo, por subdesarrollados, es que el imperialismo no es un tigre de papel, sino un tigre virtual, que si se comparan los tiempos viene a ser casi lo mismo sin ser casi lo mismo.

Pero de lo que se trata es de conservar la memoria y de los vaticinios quienes les hicieron, no solamente desde la economía, futurología de la mejor: no podían seguir recomendándoles a sus colonias que no agrandaran sus gastos burocráticos y estatales, teniendo semejantes déficit, cuando ellos, desde después de la Segunda Guerra, cuando se entronizaron como amos del mundo sin discusión, en West Point le dieron sin parar a la máquinita de imprimir dólares sin respaldo que vinimos pagando nos, los subdesarrollados y colonizados del mundo, para que la metrópoli tuviera uno de los más altos niveles del mundo y pudiera mantener al día su refinada industria de matar gente al día cuando no se dejaban someter por otros métodos.

Se les acabó la fiesta y lo que se les daba.

Y los tigres, poco importa si de papel o virtuales, siempre tuvieron mal aliento. [AR]