- duplicar el nivel de vida de toda la población del país;
- intensificar al extremo los recursos energéticos naturales, no extinguibles;
- en el intercambio comercial con otras potencias, no aumentar ni el monto ni la cantidad de deudores.
A media voz, algunos comentaristas econónomicos que siempre abrevan en buenas fuentes creyeron escuchar en boca de altos dignatarios chinos, aunque lógicamente a media: "Nosotros no le vamos a financiar la crisis al imperialismo." Pareció otra bravuconada o que estaban agrandados por el impresionante crecimiento cariocinético de los últimos tiempos, pero en la actual campaña electoral a ver quién va a la Casa Blanca, el candidato republicano, no caracterizado por sus ideas progresistas y sólo luciendo los pendorchos de ser un veterano de Vietnam, donde sufrieron una derrota ignominiosa y Chou En Lai, por entonces todavía primer ministro, se cansó de rogarle a su amigo personal Henry Kissinger, al frente del Departamento de Estado, que convenciera a los halcones de retirarse dignamente, una potencia como Estados Unidos no podía sufrir semejante vergüenza, eso es algo que sólo genera resentimientos y deseos de venganza.
Los vietcong los corrieron con las hawaianas de plástico con que estaban calzados y remataban un uniforme de gala no apto para ninguna parada militar. Atahualpa Yupanqui se les burló crudamente en una de sus últimas composiciones con temática política: "Sólo ganan guerras en la tevé." Y ese candidato republicano, que tuvo que salir de esos arrozales con gente famélica y/o quemada por el napalm, soplándole la nuca, se estremeció ante su auditorio aterido por los que les está ocurriendo:
-¡A China se le deben 500 mil millones de dólares! -clamó con alguna parte del cuerpo no cupiéndole un alfiler.
Ahora van a decir que Mao la embocó de casualidad, que si no aplicaban recetas de corte capitalistas se los comían los albatros, etc. Siempre existen justificaciones. En lo único que se equivocó, hay que reconocerlo, por subdesarrollados, es que el imperialismo no es un tigre de papel, sino un tigre virtual, que si se comparan los tiempos viene a ser casi lo mismo sin ser casi lo mismo.
Pero de lo que se trata es de conservar la memoria y de los vaticinios quienes les hicieron, no solamente desde la economía, futurología de la mejor: no podían seguir recomendándoles a sus colonias que no agrandaran sus gastos burocráticos y estatales, teniendo semejantes déficit, cuando ellos, desde después de la Segunda Guerra, cuando se entronizaron como amos del mundo sin discusión, en West Point le dieron sin parar a la máquinita de imprimir dólares sin respaldo que vinimos pagando nos, los subdesarrollados y colonizados del mundo, para que la metrópoli tuviera uno de los más altos niveles del mundo y pudiera mantener al día su refinada industria de matar gente al día cuando no se dejaban someter por otros métodos.
Se les acabó la fiesta y lo que se les daba.
Y los tigres, poco importa si de papel o virtuales, siempre tuvieron mal aliento. [AR]