25.7.06

HILDA MOLINA, EL CULEBRON CARIBEÑO


¿No se habrá inspirado aquí Armando Manzanero para componer "éramos novios"...? En una foto de otrora, publicada en la red, la pequeña gran comunista y el tirano gigante.

¿MEDIO SIGLO DE COMUNISTA Y NUNCA SE DIO CUENTA, JAMAS VIO ALGO SOSPECHOSO?


La neurocirujana cubana Hilda Molina es la Mijail Gorbachov de la isla. Se pasó medio siglo en la vanguardia de la medicina mundial y de su país, como voluntaria en Argelia, creando el principal centro de recuperación neurológica de la República Socialista de Cuba, una banca en el parlamento, medallas, títulos y condecoraciones de todos los colores en su condición de miembro del Partido Comunista de la isla y de pronto le dio un patatus, sacó al hijo de su primer matrimonio, Rodrigo Quiñones, hacia Japón, recién casado con una argentina, porque el oprobio del régimen sanguinario no la deja hacer nada y en el último tiempo no hay radio ni diario del mundo que no la reportee en el departamento que ocupa en La Habana, junto a su madre octogenaria, y clama para que la fusilen y dejen de hostilizar, tira boñiga fresca y maloliente contra el cerdo de Fidel Castro, le muestra a todos la falta de libertad de expresión que hay en semejante régimen hablando a boca llena en entrevistas personales frente a grabadores, por teléfono con radios y canales de todo el mundo, y sensibiliza a todas las almas pías que le dejen aunque sea darles un besito a sus dos nietitos, nacidos y criados en la Argentina.

Pero en la Argentina, eh.

No aceptó que su hijo, su nuera y los chiquitos fueran a La Habana con todas las garantías de libre ingreso, estancia y salida. Tampoco en un tercer país. No conoce a la patria del libertario Martín Fierro, pero tiene que ser aquí, preferiblemente en el Obelisco y con toda la tevé libre de la humanidad para que aprecien lo que es un besito en libertad y no en esa porquería inmunda, rodeada de agua, y condenados comer porotos todos los días.
El hijo Roberto Quiñones, al que crió la abuela, ahora además de anciana bastante deteriorada de salud por un porrazo que se pegó en baño, a pesar del delicado estado de salud, para no quedarse sola, piensa venir igual. La libertad no tiene precio. Es un valor sin igual. Además, a la nena le puede agarrar con el peronismo otro metejón como se agarró con el comunismo, a punto tal que se pasó décadas sin tirarle ni cinco de goma al chico que hoy es un hombre, y capaz que la deja varada a la pobre viejita en un geriátrico rodeada de cocodrilos hambrientos y, lo que es peor, de canallas admiradores del dictador, igual que lo que fue su hija. Néstos Kirchner ha tomado la posta y convertido a la causa de la doctora Hilda Molina como una cruzada libertaria. El, que coqueteó con los Montoneros, que tiene a Hebe de Bonafini como la madre espirtiual de la Nación, parece haberse olvidado por completo del trastazo que dio el régimen de La Habana en 1979, cuando por orden de la URSS, ordenó votar que en Argentina no se violaban los derechos humanos debido a la cantidad de trigo que el demócrata Jorge Rafael Videla & Co. mandaba a Moscú y de jugársela, como macho que era, a punto tal que no boicoteó los Juegos Olímpicos en la patria de Lenin, tal como ordenaba el Tío Sam. Incluso casi ni le dio bola al premir cubano cuando ahora vino a la cumbre de Córdoba.

El periodismo rastrero, alcagüete, también se olvida de la puñalada trapera de Castro en favor del Proceso y claman a los cielos por esta cuestión humanitaria que se encarga de resaltar el hijo Quiñones, que no se sabe de qué vive y cómo se vino de Japón acá, eligiéndonos como base de lanzamiento de algo que para él no tiene nada de político, por Dios, quítame de allí esas pajas, salvo por la morbosidad cretina de un dictador despiadado y sediento de sangre como El Caballo, nada, chico, esto no tiene ni una pizquita de político, todas cuestiones del corazón.


No luce nada auspiciosa esta resurección de la Guerra Fría con alta temperatura sentimentaloide, barata, en un mundo en que arde Medio Oriente y el gran George W. se apresta a levantar una tapia en la vera norte del Río Bravo para que los lomos mojados hambrientos dejen de creer que tienen derechos e históricamente se acuerden que están volviendo a tierras que les pertenecen. Esta nueva Guerra Fría que de fría sólo tiene los escalofríos que produce cuando se piensa hacia dónde van las líneas de fuga, con un conflicto sentimental y familiar planteado de tal modo que si fuera realmente cierto y constituyera todo el conflicto, tendría que tener una fácil y rápida resolución, está marcando, con los albañiles del Gran País del Norte que el Muro de Berlín vuelve como otra Gran Muralla de papel mashé para tornar todavía más ignominiosa la condición humana.

Anteayer le sacudieron un poco el polvo en un programa de Canal 2, donde tambiéne estaba un energúmeno del partido de Mauricio Macri, con dos apellidos e indignado porque fue de vacaciones al vientre mismo de la terrible dictadura y parece que a los bebés sangrando, rodando, mientras las policías especiales los patean por las calles, después falta de todo. Parece que es peor que el Tucumán de los Patrón Costas o el Haití de Papá Duvallier o el Paraguay de Stroessner. En Cuba hasta hay pobres. Quiñones ratificó las mentiras del régimen de la educación gratuita para todos cuando hay que ser de las Juventudes Comunistas para estudiar. Incluso contó cuando de niñito, sin agregar que la mamita andaba revoleando la chancleta con la hoz y el martillo, con pañuelo rojo al cuello en lo escuela primaria lo obligaron a jurar ser un hombre de bien como lo había sido Ernesto Che Guevara. Qué gente de mierda, verdaderamente. Cuando está un humanista sensible como George W. como modelo de vida para los hombres libres.


Un verdadero asco. En un país así no se puede vivir.

Como cuando su mamá lo atendió al político radical César Jaroslavsky, que había quedado hecho menos que un vegetal por el derrame cerebral, y lo devolvió caminando, con bastón y todo lo que se quiera, pero con el habla y en un estado casi normal. Es tan mierda el régimen que él, como signo de gratitud, le regaló diez mil dólares en efectivo a la doctora González, por entonces tan asquerosamente comunista como hoy anticomunista, que mambeada por esas ideas raritas los repartió en sus compañeros del centro que había fundado, ropa y juguetes para los chicos, y los cerdos del régimen la criticaron duramente POR DAR INCENTIVOS CAPITALISTAS.


De la prensa gusana no se puede ni hablar, aunque en una de esas es mejor que la cagona y oficialista de acá. La argentina es mojigata, guarda las formas, pero ni pregunta ni intenta explicar dónde está el entripado, la verdadera furia y vendetta contra la González que les revoleó por el hocico condecoraciones y cargos para que se los metan en algún museo revolucionario ad hoc. Muy sugestivamente no le preguntan por qué los besitos humanitarios tienen que ser en Argentina y el hijo criado por la abuela, con cara de póquer, insiste en el daño psicológico y moral contra sus hijos de no dejar conocer a su abuelita y su bisabuelita, pero tampoco dice por qué si no quiere ir por el miedo que tiene y que se le nota hasta en la punta de la nariz, no manda a su mujer con los chicos, los tres ciudadanos argentinos, a los cuales ni Fidel Castro ni nadie puede tocar porque ahí sí que sería el despelote internacional contra la isla, algo que no sucede con las banderas lastimeras y lacrimosas de la prestigiosa neurocirujana y su causa humanitaria.


El gusanaje instalado en la red asegura que en 1994, gracias a su enquistamiento en la cumbre del poder, Hilda Molina habría descubierto todos los crímenes de lesa humanidad que viene cometiendo y con los que lucra el hoy casi octogenario nacido en Santiago de Cuba, abogado que joven asaltó el Cuartel de Moncada y después al frente de unos desharrapados barbudos, mugrientos, en pata y muertos de hambre denominados Movimiento 26 de Julio, donde también andaba metido un argentino, tomaron el poder y echaron a ese baluarte del humanismo, las libertades públicas y el bienestar del pueblo como era Fulgencio Batista: Cuba, por orden del cerdo sanguinario que está a punto de cumplir 80 años, hace abortar a los jovencitas de su país, vende los órganos de los fetos, sobre todo las médulas espinales y otras piezas anatómicas cotizadas en el mercado mundial, a tal punto que tiene una inmensa fortuna en alguna catacumba secreta que lo pone entre los primeros puestos de la revista Forbes, soplándole la nunca al bueno de Bill Gates.


Esto es tan creíble como el complejo de culpa de la ex comunista que por ir tras una quimera dejó en baranda a su único hijo, se cargó dos matrimonios al pasado y ahora quiere que sus nietecitos sepan del calor y el abrigo de la familia. Pero en Buenos Aires, eso sí, y gracias a un peronista que anduvo coqueteando con los que secuestraban capitalistas y depositaban los dólares en el Banco del Estado de Cuba.
No cierran por ningún lado las cuentas. En colmo de esta tira digna de Pol-ka y el Chueco Suart, una noche, hasta el departamento de las dos pobres mujeres solas y abandonadas, maltratadas, amenazadas, patoteadas y demás, cayó un militar del régimen, de muy alto rango, y le dijo: "Tú no te vas a ir nunca de aquí porque tu cerebro pertenece a Cuba."

Una berretada. Ni Miguel Longobardi, por todo el oro del mundo, aceptaría hacer ese papel y largar ese parlamento. Es de décima.


Otra punta de lanza del gusanaje es que la neurocirujana arrepentida después de medio siglo de ejercicio de la fe en la sociedad sin clases es poseedora de SECRETOS CIENTIFICOS que Castro teme que ella dé a conocer una vez que salga de Cuba rumbo a Buenos Aires, capital estelar de los secretos científicos. Tampoco se entiende por qué no los hizo salir ya, si la dejan hablar con todos, como la dejaron hablar con el programa de Joaquín Morales Solá de esta semana o como mantuvo largas entrevistas con gente de la Universidad de Atlanta, EE.UU., discutiendo sobre problemas de su especialidad y cuáles eran los logros cubanos y cuáles no. También es mercadería podrida. El cara de póquer Roberto Quiñones, con un expresivo gesto de dolor que no convence ni a los anticomunistas, insiste en su latiguillo sentimental del besito reparador de los daños psicológicos y morales a los pobres angelitos de sus hijos que por cierto están sufriendo en medio de tanta pelotudez de gente grande y no conocen a su abuela paterna porque por cabronadas polítiqueras infames, de dormitorio o de la pieza de al lado, no los han dejado ir a La Habana, con todas las garantías, para conocer a esas dos mujeres, una ya anciana y muy deteriorada de salud, que tuvo que criarles al padre porque la mamita estaba embelesada con el canto de sirenas del comunismo y la causa castrista. La viejecita podría pertrecharlos en enseñarles por qué no hay que dejarse engañar y después, de vuelta en Argentina, creer, por ejemplo, que Macri, el ingeniero Brumfeld o López Murphy son la gran solución.

Esta pésima telenovela tiene una inquina, unos retortijones de odios y venganzas que se están pagando con otra mano, que huele a la distancia. Incluso sin tapujos le llegaron a preguntar al imperturbable Quiñones, que perdió por un momento la compostura, si su mamá no había sido amante de Fidel y si como dicen en toda la isla él no salió para Japón en un misión oficial con unos cuantos dólares para compra de tecnología y se olvidó de volver. "Si tuviéramos el culo sucio no haríamos todo esto que hacemos", respondió bastante desquiciado por primera vez, al fin caliente como todo cubano y no ese aire de frigidaire que quiere aparentar.

Y si lo tienen limpio, es la pregunta, ¿por qué corno no dicen lo que pasó entre una verdadera genia científica como la doctora Hilda Molina, cuya capacidad en la materia nadie puede negar, pero tan recalcitrante burócrata comunista en su momento, a misma la altura de los que ahora le pasan la factura y no la dejan salir. La tiene que terminar con la mariconería de usar a sus hijos de escudo para el besito de la abuelita cuando si realmente fuera éste el valor en juego, hace tiempo que se hubieran besuqueado hasta pasparse el hocico.


La otra pelota que corre, con menos fuerza y no tanta bulla, es que la pequeña Hilda, de apenas 1,52 de altura y siempre niñita mimada de Fidel Castro desde los comienzos juveniles de su carrera, cuando se vino a la mismísima la URSS y de la noche a la mañana los dejaron a los cubanos a la intemperie, debiendo restituir la propiedad privada aunque no se haya dicho, instalando al cooperativismo en el azúcar con el límite para el ex terratenientes de nada más que 100 hectáreas y donde en las asambleas se unen a los representantes del PC para tirar a joder a los más pobres, como siempre, la desesperación del bloqueo y la ansiedad de conseguir divisas como sea, hizo que en el terreno científico, como en otros, el turismo, por ejemplo, donde se han formado ghetos con aparheid para los propios cubanos, verdaderos enclaves multinacionales de origen español y francés con epicentro en Varadero, se quebaron en dos líneas irreconciliables: una, la que está vigente, impulsada por el primer ministro, de explotar al máximo las bondades de los adelantos científicos y que sea una entrada segura de divisas y la otra, que encabezaría Hilda Molina, al punto de haber formado una organización que encabeza a pesar de los cancerbertos sangrientos del régimen, de corte ultrachovinista, se podría decir, basada en que se estaría quebrando hasta el juramento hipocrático, como es no atender a la población cubana necesitada de esos servicios a alto nivel neurológico en virtud de tener saturadas las clínicas por extranjeros pudientes que dejan buenas rentas en efectivo contante y sonante.


Ahora si que aparece una diferencia que quiere ser más o menos razonable porque en otros terrenos también se dieron duro y parejo con posiciones disímiles para salir del brete. Como es el caso de los comunistas ultras que no quieren ni escuchar hablar de llegar a transas con el gran capitalismo financiero mundial, más específicamente europeo, y levantar en las afueras de la capital, para el lado de Pinar del Río, complejos habitacionales de gran lujo, aislados, con todos los chiches, a razón de 400 mil dólares cada unidad, dar una propiedad privada restringida en cuanto a que se puede heredar pero no se puede vender ni tener varios a la vez, camino que también se ha echado a andar a pesar de las críticas.
Porque lo de la abuelita renegada y conversa que quiere besar a sus nietecitos y el daño moral que se les causa a los niños por no poderlos besar EN BUENOS AIRES, bandera del cara de póquer de Roberto Quiñones, no, basta, sobre todo cuando el caballero se salió de libreto en una de las múltiples tribunas televisivas que generosamente le brindan y para incomodidad de los cagones dueños de casa se encargó de recordar, se le escapó en la ferocidad de enmierdarlo a Castro a toda costa y desde todos lados, la defección de los revolucionarios verdeolivas del 79 cuando votó a favor de Videla bajo la obediencia debida soviética.

Gracias por todo, Hilda, Roberto y flia. Es muy conmovedor lo de ustedes. Pero el anticomunismo sigue siendo uno de los negocios más rentables en este mundo podrido y hiede por todos lados. Ya consiguieron a un alma sensible como el patagónico que va a correr con los gastos debido a su debilidad cholula con las cámaras. ¿No es suficiente?

Y si son tan amantes de la libertad como dicen, entonces bajen todas las cartas y digan la verdad de esa pelea de perros entre burócratas de partido, capaces de sacarse los ojos, sobre todo porque cada día es más inminente que el principal sillón puede quedar vacío en cualquier momento.