13.12.06

HUBIERA SIDO MUCHO


Y TODAVIA QUEDAN LOS PRECIOS Y LA CALOR...

Boca Juniors-Mauricio Macri han conformado una extraña conjunción que para variar cualquiera dice cualquier cosa y no se la estudia ni se la analiza. Contra lo que la mayoría cree, fútbol y política nunca se llevaron bien. Ahora, esto no quiere decir que se lleven bien en este momento. Pero un triunfo boquense, el dicho TRICAMPEONATO en un mundo de megacifrasque no quieren decir nada y que por eso le hubiera caído como anillo al dedo a una derecha que navega al garete acompañando al país y al gobierno.

La semana que es la víspera de las Fiestas se va a ir con el comentario obligado de la mala suerte de los bosteros y el ojete de los pincharratas. Después vienen los festejos, la Pelopincho, tratar de sobrevivir al verano y cuando se cree todo superado, los guardapolvos y los útiles para el colegio.

La realidad no va a dar respiro en un año electoral, clientelista, donde el amor a la fatuidad del voto hundirá todavía más las ideas en un mundo no sólo carente de ideas, cuando sobran hombres inteligentes, sino carente de ideales. Lo futbolero está supliendo en buena medida esa oquedad y en Argentina las marchas de protesta convertidas en deporte, más los planes de familia, ya han formado callosidades.

Febrero querrá amenazar con una novedad: el juicio oral a Carlos Carrascosa, imputado del homicidio de su esposa María Marta García Belzunce, en un country cuando todavía quizá flote el misterio de otro country en el sur cordobés. Pero no será por uxoricidio sino por encubrimiento. Lo otro queda para después.

Lo de Boca no pudo ser. Los generadores de ideología fácil, conformista, demostrarán que no sólo los grandes, atropelladores, fanfarrones y matones tienen las de ganar. Los modestos, chicos, también tienen de vez en cuando sus alegrías. Tal vez se tramen confabulaciones de estímulos por bajo cuerda para ver al enemigo hocicando.

La Argentina es fútbol. Un país que vive de fútbol, como dijo El 10 en 1994. Y su extraordinario milagro está otra vez para nada maravillosamente gordo, su voz está otra vez normalmente gangosa y la realidad tienen a abrumar con lo implacable de lo lógico y natural.

Salvo para nosotros, que todavía creemos en los Reyes Magos, porque tenemos imaginación, alegría y actitud.

Sobre todo actitud, que es la palabreja que se ha puesto de moda, reemplazando a tener lo que hay que tener.

¿Y si la palabra fuera sensatez?