11.12.06

EL MURIO; SUS SEGUIDORES, NO


UNA FUERZA BRUTA DE LA NATURALEZA

"Chile estaba al borde del abismo y con nosotros dio un paso adelante"
, fue una de sus más celebradas guarangadas. En una comunicación radial que se le interceptó el mismo martes 11 de setiembre de 1973, con el almirante Caravajal, jefe de la Marina, le reiteró que Salvador Allende se tenía que rendir incondicionalmente, "lo subes a un avión y luego lo echas p'abajo." También se vanaglorió de su sentido del ahorro, al haber puesto en cada féretro de cartón corrugado dos cuerpos de los patriotas asesinados.

Desde Argentina lo único que se le puede agradecer a su instinto animal fue el tino de supervivencia con que procedió frente al hato de camaradas animales que estaban al frente, de este lado, cuando el conflicto del Beagle. No hay que ponerse colorado y reconocer que a James Carter, al cardenal Samoré y a él se deben que no haya habido un derramamiento de sangre atroz en 36 horas. Tratar de establecer cuáles eran peores, si los de aquí y los de allá, es tarea de dioses. No nos animamos simplemente porque no lo somos.

El papelón más glorioso se lo hizo vivir el dictador de Filipinas, Ferdinando Marcos, un títere de cuarta, cuando después de invitarlo se comunicó con el avión oficial que sobrevolaba por la mitad del Pacífico y lo mandó de vuelta. Ni catering les quedaba; se tuvieron que comer las uñas y tomarse el agua de los baños. El moquete en el hocico se lo debe haber llevado hasta el último momento, hoy, a las 14:15, 10 de diciembre, DIA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS en todo el mundo, cuando lo que llaman vida se le extinguió y tuvo que abandonar la desvergüenza de andar suelto por recursos leguleyos de estar del tomate por viejo choto, argüir ladinamente razones de salud y mendigar sentimientos humanitarios que no conoció, llegar a la casa y bajarse de la silla de ruedas, ranadas dignas de un delincuente de cuarta y no de un digno hombre de armas ganador de mil batallas despachurrando trabajadores y estudiantes desarmados.

Había nacido en Valparaíso, en 1915, un baldón para la Perla del Pacífico, una de las ciudades más bellas del mundo, llena de mitología y poesía. Allí también lo había hecho unos años antes Salvador Allende, un médico socialista que el 11 de setiembre de 1973, sin ser militar y con sus compañeros también civiles, a las 09.00 le rechazó un ataque por tierra con blindados peleando como leones y demostrando que para luchar y vencer hay que tener pelotas, no el sable corto de las Academias Militares. Por eso lo tuvo que bombardear y destrozar el viejo Palacio de la Moneda o de Toesca, donde se acuñó la primer moneda de la América nueva.

La última vez que se hablaron fue la noche del 10 de setiembre, en la todavía residencia presidencial de Tomás Moro, donde el hasta entonces presidente les dijo que dieran vueltas las cartas y quiénes le eran fieles. El general Leight, de la aviación, respondió que sus mandos no le respondían y que él personalmente no acababa las órdenes del gobierno. Allende lo despidió y le pidió que se retirara. Ya era sabido que la Marina estaba retobada y que la figura del comandante en jefe era de cartón. Pero el general Mendoza, jefe de Carabineros, juró lealtad y obediencia a la Constitución. Por eso en el único mensaje que se va a alcanzar a escuchar, al día siguiente, Allende lo califica de general rastrero. Todavía no sabía que el oportunista y arrastrado de Pinochet también estaba alzado. En la caja fuerte de mencionada residencia quedaron, según exhibió triunfal El Mercurio de los Edwards, las pruebas de la infame corrupción y degradación del tirano comunista: 7 mil dólares en efectivo y tres revistas pornos de origen dinamarqués.

Una anécdota poco divulgada es que antes de las 11:00, cuando adentro de La Moneda todos juntaban agua en recipientes y se preparaban para el bombardeo y sonó el teléfono personalísimo en el despacho de Allende. Atendió el Negro Jorquera, por entonces su secretario de prensa:

-Compañero presidente, es mi general Pinochet y quiere hablar con usted.

-Pregúntele qué quiere.

Así lo hizo.

-Su rendición incondicional y todas las garantías de un avión de LAN Chile para usted, su familia y las personas que designe.

-Dígale a ese cochesumadre que si tiene huevas me venga a buscar él personalmente y córtele.

Fue todo. Hoy la estatua del Chicho saluda a la gente que pasa por la Alameda y Pinocho lo pasó encerrado en su casa, con prisión domiciliaria por supuesto estado turumba de demencia senil, debido a crímenes de guerra. Su viuda y sus hijos están en chirona por enriquecimiento ilícito y cuentas varias en los paraísos fiscales del capitalismo. Son cristianos devotos y no faltan a misa.

Vuelta la institucionalidad, bajo la administración del democrisitiano Patricio Alwyn, el cuerpo de Allende, que había permanecido en el cementerio de Viña del Mar sin que nunca le faltara una flor roja, fue traído a Santiago en una cureña. El pobrerío, los huasos, los últimos orejones del tarro del país hermano, se alinearon durante 160 kms., a ambos lados de la ruta, con las banderas rojas ondeando al viento y sembrándole el camino de flores. A los patriotas, a los Manuel Rodríguez de ayer y de hoy, no se los olvida. Su ocasional venceder no sòlo no podría hacer el mismo trayecto, apenas si unas cuadras, dentro de un vehiculo blindado, y lo cubriría una montaña de mierda.

Los juicios de la historia son implacables. La sentencia ya está escrita. No caigamos en formalidades. Violeta Parra ya se cansó de cantarle desde varias décadas antes.

Allende ingresó a la historia por haber querido encontrar una vía al socialismo en libertad y democracia, una vaso de leche a cada niño de su país para combatir la desnutrición y tratar de paliar el salvajismo de la diferencia de clases, la explotación del hombre por el hombre y la propiedad de las superpotencias de las riquezas naturales de los países pobres y chicos. Este otro, por su frialdad de cirujano para matar sin distinción de sexos ni edades a los partidarios de su enemigo, proclamarse nacionalista y entregarle el país al monetarismo de los Chigago Boys. Con más de un millón de exiliados en la edad y condiciones de población económicamente activa, buena parte de ellos intelectuales, llegó a tener un 26% de desocupación para hacer la contrarevolución neoliberal, un sistema de jubilaciones que es aberrante, ni un peso de descuento en los medicamentos para los asalariados y exportación de capitales por Latinoamérica de entre 10 mil y 15 mil millones de dólares al año. Ya defenestrado, comandante en jefe y senador vitalacio por la fuerza, estuvo varias veces con su íntimo amigo El Chango de Anillaco y el correspondiente comandante en jefe del Ejército para prestigiar nuestras FF.AA. y que no ejercieran de policías con el narcotráfico, como lo quería EE.UU. Posiblemente llegará el día en que una auditoría no muy a fondo del milagro chileno
establezca de dónde salió ese dinero tan limpito y lavadito.

A la hora de la despedida, montada la economía sobre las exportaciones, sobre todo de frutas para el Gran País del Norte, conchabó legiones de mujeres como peones golondrinas que tenìan un circuito por la parte central de Chile, borrachas, peleándose con las fuerzas policiales y su catolicismo impenitente no le impidió ponerles un servicio social para que las proletarias tuvieran taxis boys que le satisfacieran naturales necesidades. Desde las novelas de Miguel Angel Asturias, en los '50, que no renacía la American Fuit Co. El lo consiguió. Y con toda la tencología del productivismo. Sobre todo con unas fumigaciones intensas, que barrieron con todo bicho, altamente contaminantes, que dejaron como secuelas una cifra nunca dicha oficialmente de varios miles de monstruitos humanos por haber afectado los tóxicos a las fruteras embarazadas.

No vamos a festejar la muerte porque lo central pasa por cómo vivir la vida lo más dignamente posible y él sirvió en bandeja para que el 15% de su país se quede con el 85% del PBI. Allende estremeció al mundo entero cuando dispuesto a pelear como sólo pelean los valientes, hasta la anteúltima bala, porque la última se la reservan para sí, hoy ese mismo mundo de conciencia democrática trata de hacer un esfuerzo para guardar un mínimo de respeto y que Augusto Pinochet Urgarte, con cuentas varias en catacumbas del extranjero, autor de un libro de TXT de geopolítica que se sigue estudiando en la Escuela Superior de Guerra de su país, pregonaba la polonización (sic) de Bolivia como una pizza entre Perú, Argentina, Chile y Paraguay, amén de sostener que los hijos de los países donde la naturaleza es pródiga, como el caso nuestro, son cobardes, mientras que en cambio los hijos de la montaña, con una naturaleza hostil son valientes y llamados a grandes destinos.

Contemporáneos de todas las lenguas y país, hoy a las 14:15 del 10 de diciembre, DIA INTERNACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, dejó de respirar una de las lacras de la humanidad y dio comienzo al normal y democrático proceso de corrupción celular. Cuesta creerlo, pero también era humano. Le espera el lugar que él mismo se forjó: al fondo, a la derecha. Y que descanse en paz si puede, llorado por la criminal de guerra Margaret Tatcher, de quien fue su aliada para soplarnos la nunca durante Malvinas, y por sus soldaditos. Como música de fondo, en callampas, poblaciones y barrios obreros, se escucha un rumor de cuecas y en las caletas de Valparaíso y alrededores desde las barcas de pesca deben haber partido las bengalas de los festejos.

La historia se decanta sola y en féretros millonarios tallados en una sola pieza de la mejor madera chilena o en los de cartón corrugado con los que ahorró plata para que se pudrieran sus compatriotas de ideas socialistas y libertarias, los hombres se decantan y alinean naturalmente. Con gran algarabía lo deben haber recibido los Papá Duvallier, el León de Tarapacá y Flia., Stroessner, Trujillo, Batista, Fuyimori, Videla, Franco, Salazar, Hitler, Mussolini, Chiang Kai Sek, Tachito Somoza, Onganía, Uriburu, Justo y todos los contras de Miami, la Capital Mundial del Delito Organizado y de la mano de obra sudaca para limpiar letrinas.

Rodolfo Walsh supo escribir que la verdadera muerte es la memoria. Dentro de un ratito, El Chacal va a ingresar definitivamente al olvido y el Compañero Presidente va a seguir vivo porque entregó la vida por serle fiel intéprete de los anhelos de justicia social y libertad de un pueblo que lo eligió como líder para que marchara a la cabeza y nunca lo defraudó. [AR]