26.6.07

¡HAGAN JUEGO, SEÑORES!

Por favor, la imagen se corresponde con lo que se cuenta más abajo. Así que no es ni de la década pasada ni de la que viene.


RETORNO DEL BINGO TETRICO

Este lunes 25, en Mataderos, los locales no dejaron terminar el partido para ver quién subía y quién bajaba que Nueva Chicago estaba jugando (y perdiendo 2 a 0, para colmo con un penal en contra a punto de ser pateado) con Tigre y Los Muchachos decidieron entrar en acción que para eso están, sobre todo en perfecto estado porque estuvieron laburando a lo loco en las elecciones para uno de los condidatos y encima que la taba les cayó culo, Chicago encima que se les va al descenso. Contaron con la incuestionable colaboración de la policía, justo que menos que nunca se saben si son federales o simplemente porteños, de municipalidad y ya mandaron el aviso a las nuevas autoridades, el canchero por orden de la CD que le sacó la presión al agua y los bomberos parecían viejos del PAMI meando, tumbaron el alambrado olímpico que jamás se puso en ninguna olimpíada y se dieron.

Ahí. Afuera. Lejos. Cerca. En todos lados.

Parecía que había Zona Blanca, parecía.

Fue un gusto cómo se cagaron a palos, cascotazos, sillazos, cartelazos, piedrazos, algún que otro chumbazo, estiletes por qué no, justa para festejar que el flamante funcionario kirchnerista Horacio Elizondo, al fin y al cabo con el sueño cumplido, presentaba en sociedad un proyecto de educación para que aquí a unos treinta años más la gente prenda la multimedia en la casa y no se tiren con el té inglés en la cara.

Sobre la General Paz estaba Marcelo Cejas, de 41, con la camiseta de los visitantes arriba de la pilcha civil, acompañado por sus dos sobrinos, cuando se vino una patotita y le zamparon semejante piedrón entre la sien y el ojo izquierdo que cayó manando sangre y con convulsiones claras que la calota craneana no había alcanzado. Al hospital ya llegó dado de baja y no podrá disfrutar de ver a su viejo y querido club otra vez en primera.

Para ponerse otra vez a la altura de las circunstancias, los periodistas deportivos aportaron lo suyo en materia de objetividad histórica y exactitud, más el momento actual donde se retocan sin asco los datos del INDEC y si antes no sabíamos cuánto emitía el Gordo Bolú, ahora tenemos que flotar la bola para ver cómo anda la inflación y con la regla a mano para demostrar quién la tiene más larga en la monarquía austral que se quiere instaurr. Nicolás Balinotti, de las huestes de La Nación, no sólo se despachó con que el total de muertes desde 1939 (la de 1924, fue en Montevideo, así que no cuenta, encima el finado era yoruga) hasta la fecha es de 222, sin dar razones y fuentes y más en un diario que siempre ha hecho lo indecible en estos conteos por borrarle a la policía cuanto muerte puede, sino que se el lujo de poner el chico Munitoli, de 9 años, como la única víctima del revólver 38 largo del agente Estrella en el partido Lanús-Boca, cuando ahí también lo dieron de baja a un obrero español de 42 años, recién llegadito como refugiado de la Guerra Civil. Luis López, se llamaba, y para colmo se murió antes que el nenito, ya que la criaturita alcanzó a sobrevivir como salir sonriendo en un foto de la edición 5ª de ese día de La Razón. Pero para este comunicador social Balinotti los extranjeros no cuentan. Las víctimas mortales del fútbol o son argentinas legítimas o si no, que se vayan a morir a otro lado, qué joder.

La cuenta de la vergüenza ya llegó a 177

tituló el ultraprogre Página/12, errándole por cerca de cien y también sin dar cuenta de dónde sacan las cifras, si es como en la lotería casera que meten la mano en una bolsita.

Aunque suene a más que macabro y mucho peor que mal gusto, pero si se la da por ir a que lo maten en una cancha, por favor, antes de salir, deje en el testamento qué numero de fiambre quiere ser, no vaya a ser cosa que encima le pongan uno que está mufado.