1.8.05

¿GUAPOS? LOS DE ANTES, QUE QUIERE QUE LE DIGA

En algunos círculos aúlicos muy estrechos corre a muy viva voz, entre la preocupación y las carcajadas, la iniciativa cultural de una muy conocida radio de Internet que con el auge tanguero que vive el mundo decidió meterse en vivo y en directo en las milongas y sacar al ciberespacio, aunque sea en camiseta y calzoncillo, a los entremeses del ambiente para dejar un testimonio vívido, veraz, profundamente testimonial.

El debut parece que no pudo ser más auspicioso. Los asesores en la materia le recomendaron la figura de un bailarín admirado en todos esos boliches, un caballero ya entrado en años (por la cantidad también parece que salido), cuya sola mención del nombre es sinónimo de milonga sin más. Se convino la hora del lanzamiento a la Aldea Global, el hombre hizo un breve raconto de 45 minutos de su currícula, que incurre también poemas de su coleto, alguno de ellos agregados a CDs grabados en EE.UU. y otras menudencias por el estilo.

Llegado el gran momento gran, lograda la conexión, estaba el conductor en plena presentación, cuando de pronto se escuchó clarito, de Helsinky a la Base Marambio, pasando por Estambul:

-Qué entrevista ni entrevista, traé acá eso vos y rajá, quién te creés que paga todo - y ¡paf!, clarito el ruido de un soplamocos, la voz de la gola viril que intentaba algún reclamo y más goma, plaf, plaf, uno atrás de otro, parecían aplausos, parecían de una noche de gala en el Colón, como canta El Feo Rivero.

Para salvar el bache, a la desesperada y a la argentina, el ducho conductor atribuyó los disparatado del suceso que habían escuchado todos los sordos a desperfectos tecnológicos, estos nuevos medios tan misteriosos como mágicos, y apeló a una conversación totalmente cruda, grabada en un casete, mantenida hace mucho con otro milonga que además se dedica a la enseñanza de los turistas que están viniendo a Baires exclusivamente a eso, pero que estaba sin editar, totalmente cruda, con cualquier cosa en el medio y donde el hombre, en tren de sincerarse, contaba de los problemas de tránsito de los boliches más concurridos, los patadones que se dan y que se agregan como inconveniente a los juanetes que tenía, con los cuales también se llevaba por delante.

Ardiéndole las mejillas por el papelón universal, echando vapores por los belfos por el otro que seguía sin dar señales de vida, al día siguiente fue a una reunión social donde alguno de los presentes era conocido del célebre que le sigue sacando viruta al piso así sean pisos de mosaicos, es llamado aparte y le explican que no se enojara, había sucedido que Cacho, para ponerle un nombre y no requemarlo, hace rato que venía en la mala económica de estos días, hasta para viajar en colectivo dependía de la beneficiencia de la bruja, que encima de mantenerlo ya estaba bastante podrida con el vicio milonguero y tener que darle ocho pesos tres veces a la semana para que pagara la entrada, porque locomoción, minga, viejito, te vas a pata, desde Pompeya al fondo hasta Boedo, ida y vuelta, el pobre llega con los pieses hechos una calamidad pero así y todo sigue bailando como los dioses.

Entonces era por eso, tenía que comprender, como le explicaron, que se produjera lo que se produjo, cuando el descendiente de El Cachafaz, a pesar de las precauciones tomadas de deslizarse sigilosamente hasta un aparato de la casa desde creía que no lo iba a escuchar la Cachavacha, de prónto ésta, un oído tísico para todo lo que sea detectar gastos extras en una época de misiadura como la que corre, se le apareció como una luz mala, le manoteó el tubo (pero no el de otros tiempos) y suácate, lo surtió de lo lindo cuando se encontró a que iba a destinar el zángano semejante gasto de pulsos, fajándolo de lo lindo y dejándolo en ridículo a través del nuevo chiche de la humanidad que es Internet.

Encima lo había mandado a la cama sin cenar, como castigo, como los pibes. Por Dios, ¿qué se hizo del macho Aldo Saravia que le daba duro a la Chichito Chufa y le fajó el nombre hasta al Chancleter con su toalla mojada? ¿Se acabaron en serio los gitanos que iban por el monte solos?

De seguir así pronto no nos va a quedar ni La cumparsita. Si Borges resucitara tendría que escribir sobre las tenidas a arañazos en los boliches gay, a olvidarse de Jacinto Chiclana que no alzaba la voz y se jugaba la vida lo cagaría a palos con el discman y un CD de Los Abuelos de la Nada.

Eh, chofer, pare, por favor...