El asunto tiene su vuelta de tuerca porque tantos años después, cuando la iglesia todavía tardó un siglo más en perdonarlo a Galileo y aceptarle que tenía razón, ahora se ha producido la contraola y los parientes pobres han vuelto por los orígenes, sin proponérselo a devolverles la verdadera imagen de lo que fueron, se hartaron de riquezas por saqueos de todo tipo y, por qué no recordarlo, se mataron el hambre con churrascos de cuadril en más de una oportunidad. En el medio, el Viejo Continente, si bien en los primeros contingentes la siempre bien recordaba Isabel La Católica tuvo a bien sacarse de encima cuanto sifílitico, asesino, pedófilo, chorro y malviviente tuviera a mano, en la modernidad mandaron no precisamente lo mejorcito de los que buscan nuevos horizontes y bajo la etiqueta Hacer la América a lo que vinieron fue a terminar de eviscerarla de riquezas, coronando todo con los que salieron con lo puesto de los horrores de la guerra y buscaron refugio y nueva vida en tierras pródigas y generosas, algo despelotadas social y políticamente, pero no se madura de un siglo para otro y así porque sí.
Los resultados han sido bastante surtidos y variados, no lo podemos negar. Aquellos primeros representantes de los antiguos, como respetuosamente los denominaba Atahualpa Yupanqui, a los valores de entonces no fueron tan giles pagando en especies preciosas unos espejitos de morondanga: por primera vez vivieron el asombro con alegre candor, con infantil alegría y hasta estupefacción, de ver reflejada su verdadero rosotro, su verdadera identidad. Hasta entonces sólo tenían el espejeo de sus caras en las superficies quietas del agua o en algún material liso, brillante y bruñido, pero nunca estaban en foco ni eran tan fieles como el vidrio con el azogue. Se reconocieron. Después la mescolanza, urgidos por la madre natura y otros desvíos terrenales, de los que no estuvieron ausentes, hostia en mano, abates, priores, párrocos y hasta algún obispo, generó un espectro homogéneo principalmente en la lengua, no tanto en la religión, a pesar de que intentaron imponerla a sangre y fuego, pero la Madre Tierra, la Pachamama, es la que manda y a las diferencias naturales hay que agregarle la que quizá sea la peor herencia que trajeron y dejaron como los huevos en la herida del poema de Federico: el aldeanismo, la insularidad de origen, las discrepancias pendejas y otras trascendencias que han resultado de máxima utilidad sobre todo para los antagonismos futboleros, pero un verdadero lastre para los grandes proyectos históricos.
El grupo se las trae con sus planteos, para variar no les alcanza la plata a pesar de todos los apoyos oficiales y no oficiales a ambos lados del Atlántico que supieron conseguir hasta ahora para Disculpen las molestias. Son fallas de origen, tal el título original del trabajo, y se han plantado con un sitio diseñado y dirigido por el ya mencionado Emilio Romero que se las trae por la explotación a full de los recursos de la multimedia y adelantos sobre lo que ya han hecho y se creen capaces todavía de hacer de hacer más. Los interesados en pegarle una visita no tienen más que hacer un click en el subrayado. Eso sí, es un tantito pesado por la cantidad de imágenes y sonido que tiene, en su totalidad tiene un volumen que sobrepasa con comodidad el de un medio metraje, por lo que aquellos que tienen configuraciones comunes, con 128 Kb de RAM y Pentium III o IV en la CPU van a tener que andarse de paciencia al pasar de un lugar a otro esperando la carga.
Lamentablemente los que no tengan banda ancha directamente abstenerse o ir a un ciber y escuchar en todos los escasos el audio con audífonos. Más que recomendable.